Historia de la llave

Conocer un lugar de confianza para realizar un duplicado de llaves en el Barrio de Salamanca es algo fundamental. Al ser un objeto tan importante y de uso tan cotidiano, muchas veces se pueden olvidar, por lo que llevar unas de repuesto es muy aconsejable.

También es recomendable acudir a realizar un duplicado de llaves en el Barrio de Salamanca cuando tengas una sola para usar por varias personas, esto ocurre en los trabajos o en cerraduras comunes de cualquier hogar.

Hace 4.000 años las llaves eran símbolo de poder. Permitía ir a sitios restringidos, donde no estaba aceptada la entrada a cualquiera. En el cristianismo son conocidas las llaves de San Pedro, para abrir las puertas del cielo. También algunas ciudades tienen su llave maestra, incluso se le otorga a gente importante en un acto simbólico para transmitir confianza y aprecio por ellas.

Al principio eran de madera, las hay que llegaron a medir hasta un metro y medio según excavaciones aparecidas en Irak. En el antiguo Egipto eran un símbolo para proteger los hogares de las personas de clase más alta. Los griegos y romanos fueron quienes las expandieron por todo el mundo.

Más tarde se empezaron hacer llaves de metal y piezas más pequeñas, con un tallado bastante minucioso, pues se tenían que conseguir que cumpliesen con su función correctamente.

En el medievo, los cerrojos estuvieron en manos de artesanos, quienes buscaban relieves y perforaciones con mucho talento. A finales del siglo XVIII aparecen los cerrojos de pestillo, para incrementar la protección de la vivienda.

En el siglo XX aparecen todo tipo de mecanismos internos de funcionamiento. Se realizan hasta cerraduras codificadas y llaves multiusos. Además, llega la revolución tecnológica y se crea software con contraseñas que sirven para abrir sistemas y también puertas.

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